Logística y control del transporte de alimentos
Las normativas rigurosas de seguridad gobiernan el transporte refrigerado de alimentos, siendo un componente clave en la cadena de suministro alimentario. Obtenga una visión actualizada del estado del sector.
El transporte de alimentos perecederos está sometido a estrictas normativas que establecen criterios específicos para garantizar la calidad, higiene y seguridad de los productos durante su entrega. Además de cumplir con la normativa vigente, las empresas especializadas en transporte de alimentos refrigerados deben considerar factores distintivos respecto al transporte de otros bienes. TIMOCOM ofrece una visión general de las características y aspectos fundamentales del transporte de alimentos.
El transporte de productos alimenticios está sujeto a un marco normativo riguroso. Los alimentos perecederos, que pueden deteriorarse con el tiempo o debido a temperaturas inadecuadas, requieren un control estricto durante su cadena logística y un transporte que cumpla con medidas precisas para salvaguardar la salud de los consumidores.
En el ámbito jurídico, destaca el Acuerdo sobre Transporte Internacional de Mercancías Perecederas y Vehículos Especiales, conocido como ATP, implementado en Europa desde finales de 1976. Este acuerdo, sujeto a diversas correcciones y enmiendas, establece condiciones fundamentales para las empresas de transporte de alimentos, especialmente en lo que respecta a los vehículos designados para tal fin. Un requisito esencial es la posesión del certificado ATP, que valida la idoneidad del vehículo para el transporte de mercancías perecederas.
En España, además, se aplican otros marcos normativos, como el Reglamento n° 852/2004 sobre la higiene de los productos alimenticios, y el Real Decreto 237/200, que detalla las especificaciones técnicas para los vehículos especiales destinados al transporte terrestre de alimentos a temperatura regulada, entre otros aspectos relevantes.
Existen diversas modalidades de transporte de alimentos refrigerados que permiten su distribución tanto a nivel local, dentro de una misma ciudad o entre ciudades, como a nivel internacional, entre distintos países. Cada modalidad presenta características específicas.
El transporte terrestre de alimentos refrigerados, principalmente a través de carreteras, es el método más común para la distribución de productos perecederos en el comercio nacional y, en particular, en distancias cortas. Aunque aún existen desafíos en cuanto a la reducción de la contaminación ambiental y las limitaciones relacionadas con la capacidad de los vehículos y el uso de combustibles ecológicos, el amplio alcance de la red de carreteras, la versatilidad en el rastreo de mercancías y los costos relativamente bajos hacen que este sea el método preferido para muchas empresas.
Sin embargo, en un contexto donde la sostenibilidad es una prioridad creciente, se plantea la necesidad de adoptar modalidades de transporte más ecoamigables. Se está promoviendo tanto un transporte más sostenible como prácticas de producción y consumo de alimentos más responsables.